Todos los días, los estudiantes de la escuela Vocacional Hípica Agustín Mercado Reverón dan lo mejor de sí en sus clases, con el fin de convertirse en exitosos profesionales de la industria hípica, como un sinnúmero de egresados de esta institución ubicada en los predios del Hipódromo Camarero en Canóvanas.

La escuela Vocacional Hípica prepara estudiantes para convertirse en jinetes, galopadores, mozos de cuadra, herreros y entrenadores, según Ana Delia Velázquez, directora de la institución.

Los estudiantes comienzan las clases de sus cursos a las 6:30 a.m. y culminan a la 1:30 p.m. de lunes a viernes. Los que no tienen cuarto año aprobado, requisito para poder aprobar finalmente todos los cursos, continúan estudios en la tarde (2:00 p.m. a 5:30 p.m.) junto a otros estudiantes de la comunidad. Esto como parte de una propuesta federal, avalada por el Departamento de Educación (DE), que tiene la Escuela hace unos 4 años para que los estudiantes terminen los grados de escuela superior.

“No te niego que es bien duro, porque algunos de ellos están desde las 6 de la mañana hasta las 5:30 de la tarde aquí con nosotros. Es bien fuerte, pero lo hacen. Cada grado ellos lo completan en 4 meses”, manifiesta Velázquez.

La Escuela Vocacional Hípica, creada bajo la Ley Hípica de 1960, está adscrita a la Administración de la Industria y el Deporte Hípico (AIDH). A pesar de que es gubernamental, no pertenece al DE. La misma ofrece todos sus cursos gratis para los estudiantes, que en su mayoría son de escasos recursos, y le ofrecen un estipendio mensual de $100 por asistencia, explica Velázquez.

Cuando los estudiantes llegan a la Escuela Vocacional se sienten como en casa. Y es que el equipo de trabajo de esta institución se convierte en familia para los jóvenes que llegan de diferentes municipios de la Isla y hasta de Estados Unidos con deseos de triunfar, representando un apoyo para ellos.

“Los motivamos para que terminen su cuarto año y terminen de estudiar. Representamos un apoyo para los estudiantes y muchas veces somos para ellos ese familiar que tanto necesitan. Venimos a ser esos segundos papás”, sostiene Joan Morales, trabajadora social de la Escuela.

“Somos como sus hijos. Me siento muy contento”, asegura Kidanny Colón, estudiante del curso de jinete.

Colón, de 16 años, desea convertirse en un destacado jinete y darse a conocer en Puerto Rico, ya que le apasionan los caballos y las carreras.

De la Escuela Vocacional Hípica han salido destacados jinetes como: John Velázquez, los hermanos José e Irad Ortiz, Edwin Román, Edwin Ocasio, Cristian Santiago, Manuel Franco y Juan Carlos Díaz.

Una de las instructoras de jinetes y galopadores de la Escuela Vocacional Hípica lo es la ex jockette, Emilia Salinas.  Graduada de esta misma escuela en el 1978, Salinas lleva 30 años enseñando en este lugar, luego de haberse retirado como jockette tras una caída donde se fracturó cuatro costillas.

Salinas expresa su orgullo por los logros obtenidos por los jinetes egresados de la institución, y recuerda anécdotas de éstos cuando eran estudiantes. Relata que, en una ocasión, Alexis Feliciano le preguntó por qué no se metía en un freezer para que lo esperara. “Eso lo hizo en son de cariño, de hijo, tal vez. Hasta el sol de hoy esa es una de las anécdotas más curiosas”, sonríe.

La instructora, quien fue la primera mujer en competir en un clásico en el 1978, asegura es igual de exigente en sus clases tanto con los hombres como con las mujeres, aunque reconoce que a muchos no le gusta que sea así.

“Yo soy bien exigente tanto con los nenes y con las nenas. Y eso es algo que a muchos no les gusta. Pero esto es un deporte de alto riesgo, donde tenemos que tener una disciplina tanto alimenticia como para trabajar. Yo, que conozco todos los pasos que hay que hacer, quiero que ellos sean mucho mejor de lo que fui yo, y muchos han logrado ser unas estrellas en los Estados Unidos, logrando ganar premios Eclipse. Cada triunfo es mío y cada derrota también”, manifiesta Salinas.

El curso de jinete, que tiene una duración de 2 años, busca formar profesionales que puedan montar, controlar y dirigir un ejemplar. Los requisitos son: ser mayor de 16 años, peso de 102 máximo, estatura 5´2 máxima, noveno grado aprobado y completar el cuarto año.

A diferencia de otras escuelas hípicas, este curso ofrece 18 carreras de práctica y tiene la ventaja de que la escuela está dentro de un hipódromo.

El curso de galopador, por otro lado, prepara al estudiante para montar, controlar y dirigir un ejemplar, enfatizando en el ejercicio al caballo y trabajos matinales. Los requisitos son: ser mayor de 17 años y noveno grado aprobado.

En el curso de mozo de cuadra capacitan a los estudiantes para ofrecer los cuidados generales al ejemplar, enfatizando en el mantenimiento del caballo, higiene, cepillado, alimentación, entre otras tareas. Los requisitos para este curso son: ser mayor de 18 años y noveno grado aprobado.

Para el curso de entrenador, que tiene una duración de año y medio, se requiere que el estudiante sea mayor de 18 años y que tenga cuarto año aprobado. En este curso, adiestran a los alumnos para que pueda crear programas de entrenamiento adecuados y los ejercicios apropiados para cada ejemplar.

En el curso de herrero, se requiere ser mayor de 18 años, tener noveno grado aprobado y completar posteriormente el cuarto año. El estudiante graduado de este curso puede formar herraduras y manejar todos los instrumentos concernientes. Además, puede examinar la condición del casco y administrar el tratamiento necesario.

 

[pro_ad_display_adzone id=”1912″]